En buena parte de Europa, ir en bicicleta es tan común -o más- que desplazarse andando o en coche. Ocurre especialmente en países como Alemania u Holanda. En el continente, ya ha pasado que se vendan más bicicletas que automóviles. En este contexto, el futuro de la movilidad urbana parece tener mucho que ver con un mayor uso de la bicicleta. Sin embargo, ésta no tiene por qué identificarse con el lento y costoso pedalear que imponen cuestas o unos falsos planos. Las bicicletas eléctricas sirven, de hecho, para que los usuarios olviden que ir en bici es un sacrificado deporte.
Con este tipo de bicis, dotadas de un motor eléctrico, rodar no es tanto un esfuerzo, sino un placer. Probablemente por eso lo normal es que el número de ventas de las también llamadas e-bikes no deje de crecer allá donde ir sobre dos ruedas es tradición. Por ejemplo, en Alemania, en los últimos tres años se han vendido, respectivamente, 330.000, 380.000 y 410.000 bicicletas eléctricas. Este año, las ventas de e-bikes crecieron casi un 8% respecto al ejercicio anterior, según las cuentas de la Asociación de la Industria germana de las Bicicletas (ZIV).
Según dicho organismo, hay 1,6 millones de bicicletas de este tipo en Alemania. Representan una parte más bien pequeña de las 75 millones que cuenta el país aproximadamente, casi una por habitante. Ahora bien, su número de ventas no para de crecer, algo relevante en un contexto de lenta caída de las compras de bicicletas normales.
Las bicis con motor eléctrico están integrándose de tal modo que hasta instituciones como la Deutsche Post, empresa de correos alemana que tan típicamente pone a sus empleados a pedalear para distribuir cartas y paquetes, las está adoptando para “facilitar el reparto”, según ha indicado Jürgen Gerdes, directivo de la compañía germana. La Deutsche Post presenta, según Gerdes, “una de las mayores flotas de bicicletas de Europa”. En ella, lase-bikes suman algo más de 6.000 unidades.
Baluartes del capitalismo germano y del mundo del automóvil, como Daimler, BMW o Audi, se han lanzado a la producción de bicicletas eléctricas, en ocasiones tan caras como futurista resulta su diseño. Basta con echar un vistazo al prototipo presentado por Audi hace un par de años, una e-bikevalorada en unos 15.000 euros.
Los países del norte de Europa son los más aficionados
En los Países Bajos, las bicicletas eléctricas no son cosa del futuro, sino más bien del presente. Constituyen a día de hoy el ‘motor del mercado’, según indican en la revista holandesa especializada en este sector Bike Europe. En 2013, de acuerdo con informe reciente de dicha publicación, las bicis con motor eléctrico representaron casi una quinta parte del total de ventas de bicicletas.
Los vendedores austriacos también gozan de una de las mejores coyunturas europeas. En la pequeña nación centroeuropea se vendieron el pasado ejercicio 400.000 bicicletas eléctricas. En Austria, “actualmente una de cada diez bicicletas vendida en el mercado es una e-bike”, según Franck Schierenbeck, responsable la asociación de fabricantes de ese país.
La venta de bicicletas tradicionales en Francia, el país del Tour, sigue siendo mucho mayor a la de e-bikes. Concretamente, se vendieron 2,7 millones sin motor por sólo unas 56.000 bicis con un dispositivo eléctrico de ayuda al pedaleo, según datos de la industria gala. Aun así, cada año hay decenas de miles de usuarios franceses dispuestos a invertir en una bici eléctrica.
El precio medio de una e-bike es de 2.000 euros
En países como España o Italia, aún es difícil popularizar las e-bikes. Los especialistas apuntan a los precios como principal razón por la cual las bicicletas eléctricas aún tienen que encontrar su público en los países del sur de Europa, los que más han sufrido -y todavía sufren- la crisis económica. Paralelamente, en el norte de Europa, hay tradición de gastar mucho dinero en una bici. Según se estima en el sector, los alemanes desembolsan, de media, unos 500 euros en una bicicleta, el doble que los españoles. En Holanda, se paga una media de 724 euros por bicicleta, definida en ese país como “un importante objeto de identificación nacional”, según la historiadora Anne Ebert.
Esto predispone favorablemente a los consumidores alemanes y neerlandeses para dar el salto financiero que supone adquirir una e-bike, cuyo precio, de media, está calculado por los vendedores de bicicletas en unos 2.000 euros. Ahora bien, también las hay más caras, como el modelo lanzado este año por la marca germana BMW, la Cruise e-Bike 2014, que cuesta 2.800 euros.
La e-bike es el medio de transporte del futuro
Este tipo de precios pueden parecer prohibitivos. Pero, visto lo visto, en Europa las bicicletas eléctricas se están popularizando. “Las e-bikes son una nueva generación de vehículos eficientes, que combinan innovación tecnológica con una solución realista para el transporte sostenible en el día a día”, apuntan a este respecto desde la iniciativa europea Pro-e-bike. A través de ella, desde el año pasado y hasta 2016, la Unión Europea está gastando 1,3 millones de euros en la promoción del uso de las bicicletas eléctricas.
Éstas, al parecer, tienen un papel importante que jugar en los objetivos de la UE de cara a 2020. Para ese año, los Estados miembros tienen previsto reducir un 20% sus emisiones de gas de efecto invernadero, mejorar un 20% la eficiencia energética y hacer que el 20% del total de energía consumida en el continente proceda de fuentes renovables.
Entre tanto, y por paradójico que resulte, China sigue sirviendo de ejemplo en lo que a e-bikes se refiere. En el gigante asiático, uno de los países que más dióxido de carbono emite a la atmósfera, circulan decenas de millones de chinos sobre bicicletas eléctricas.
Tomado de: http://tendencias.vozpopuli.com/estilo/3401-el-electrico-futuro-de-la-bici-en-europa
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